El otro día un compañero nuestro estaba hablando con personas que han sufrido muy duramente la reciente DANA de Valencia. Intentó explicarles qué es la Economía del Bien Común, y su respuesta le dejó perplejo : «Me parece interesante pero en nuestro caso lo que me dices no resuelve nada en nuestra situación… ¿Podéis hacer algo más concreto?»…

Es una gran pregunta, y creo que merece ser contestada. Intentaré hacerlo en la medida de mis conocimientos.

La EBC no es un movimiento asistencial, que reaccione a un acontecimiento ocurrido, sino preventivo. La idea es ir a por las causas que provocan los desastres que estamos viviendo para evitar que ocurran más. Estamos convencidos de que si el mundo se estuviera rigiendo bajo sus principios desde hace tiempo, la DANA no habría ocurrido, porque ya se habrían reducido las emisiones de gases que provocan el cambio climático que la causó.

Pero claro, esto es muy grande. ¿Podemos concretar algo más? Imaginemos que la Comunidad Valenciana hubiera sido una Región del Bien Común. Esto lamentablemente no ha ocurrido en la realidad, pero si se consiguiera ahora podría evitar nuevas catástrofes en el futuro. ¿Cómo sería esto?

Vamos a repasar primero un poquito la teoría, por si alguien no conoce mucho de qué va esto.

¿Qué es la Economía del Bien Común?

Es un movimiento que aspira a cambiar las reglas que gobiernan la Economía desde finales del siglo pasado. Señala que nuestro gran error ha sido medir únicamente la cantidad de dinero. Pero sin tener en cuenta si ese dinero viene de producir cosas útiles de verdad o tonterías que nos aturden, si se están explotando a unas personas en beneficio de otras o si estamos contaminando el medio ambiente para conseguirlo.

En cambio la EBC propone que todas las actividades económicas deberían ser rentables, pero respetando cuatro principios, que debemos medir y hacer cumplir con la misma seriedad y eficacia con la que lo hacemos con la rentabilidad o el balance financiero. También ofrece un modelo de gobierno para municipios, regiones y países que vigila y asegura el cumplimiento de los mismos en la actividad pública. En realidad no es más que una forma concreta de hacer cumplir lo la Constitución Española (ver p.ej. el Preámbulo y el art. 128.1).

Los principios son:

  • Dignidad humana: todas las personas tienen derecho a existir y merecen respeto por sí mismas, por encima de cualquier cosa material.
  • Solidaridad y justicia: la primera es que las personas pertenecemos a una comunidad y debemos ayudarnos mutuamente sin dejar a nadie atrás; la segunda es que los bienes y el poder deben estar repartidos de forma justa.
  • Sostenibilidad medioambiental: que el ciclo de vida completo de nuestras actividades pueda satisfacer las necesidades actuales, sin poner en peligro a las generaciones futuras.
  • Transparencia y participación democrática: que todas las personas puedan participar en las decisiones que les afectan, y tengan toda la información necesaria para ello.

También hay varias herramientas para conseguir medir y hacer respetar estos principios. Por ejemplo:

¿Cómo se podría haber aplicado en Valencia?

Como decíamos, si la Comunidad Valenciana fuera una Región del Bien Común (como ya hay algunos lugares que están empezando a serlo) y estuviera plenamente comprometida a cumplir estos principios, algunas cosas podrían haber sido muy diferentes:

  • Si se aplicara el principio de Transparencia y Participación, todo el mundo habría visto la necesidad de tener un organismo autónomo de coordinación de emergencias independiente de intereses partidistas, que estaría aprobado y funcionando desde hace mucho, y se podría haber avisado a tiempo de las inundaciones, evitando muertes. Y el funcionamiento de los servicios de emergencias después habría sido mucho más eficiente.
  • También los principios de Participación y Solidaridad obligarían al gobierno a promover las organizaciones y redes ciudadanas. Una población activa, participativa y bien organizada podría montar redes de apoyo mutuo aún mejores de las que ya han ido surgiendo espontáneamente en esta crisis.
  • Si la política urbanística incorporara estudios serios y transparentes de Sostenibilidad Medioambiental, todo el mundo sería consciente de los problemas de las zonas inundables, y se habría montado un plan para ir renaturalizando esas zonas y trasladando las viviendas a otro sitio. Y aplicando la Dignidad Humana y la Solidaridad, habría fondos públicos para ayudar a todas las familias que tengan que derribar sus casas y comprarse otras nuevas.
  • El apartado Propósito e impacto positivo de los productos y servicios (casilla E1 de la Matriz) es la clave para luchar contra el consumismo. Si se aplicara de forma general, junto con Reducción del impacto ambiental (E3), sería la motivación para reducir la producción y así evitar las emisiones que causan el cambio climático, y por tanto la DANA. Pero habría que aplicar al mismo tiempo Propiedad y participación democrática (B4) de las empresas y Dignidad humana en el puesto de trabajo (C1) y Características de los contratos de trabajo (C2) para que se produzca un reparto de riqueza, y todo el mundo siga teniendo al menos lo básico para subsistir aunque se reduzca la cantidad de trabajo a realizar. Esto por fin haría que los avances de productividad que consigue la tecnología sean algo positivo y que beneficie a todo el mundo.

Ojalá esta tragedia nos sirva al menos para reflexionar sobre que la forma en la que funciona el mundo actualmente no es sostenible, y es urgente hacer las cosas de otra manera. Los sistemas políticos y económicos se han cambiado muchas veces en la historia; es hora ya de hacer un nuevo cambio pensando en el bienestar de todas las personas y en la verdadera sostenibilidad, como propone la Economía del Bien Común.

Autor:
Andrés Moya EBC-Madrid

Apoyos:
Adela Suñer EBC-Catalunya
Fernando Moreno EBC-Cádiz
Francisco Álvarez EBC-Valencia
Jordi Mora EBC-Catalunya
Juan Manuel Martín EBC-Valladolid
Susana Mota EBC-Girona
Tomás García. EBC-Asturias

Fuente de las imágenes: Wikimedia Commons.