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La caída del (otro) Muro
Con la caída del muro de Berlín en 1989, y posteriormente de todo el sistema comunista, parecía, como después publicó Fucuyama, que el “fin de la historia” había llegado, poco antes Margaret Thatcher emitía su famosa frase de “No hay alternativa”, indicando que el único sistema económico y social existente, y posible, era el neoliberalismo, el cual según Fukuyama era un manto protector que todo lo cubría, llevando esta ideología a una cuasi religión con unas leyes naturales que no podían ser contrariadas ni discutidas, así de concluyentes eran las cosas en ese momento.
Parecía lógico el furor que dichos predicados surtían en el “mainstream” político, económico, intelectual,…, pero la realidad era otra bien diferente, llevábamos unos años gestando un final de la historia diferente, la segunda revolución industrial estaba en el final de un ciclo económico, el cuarto de Kondratieff, y aunque a principios de los 90 aparecieron nuevas innovaciones, que son la antesala de un nuevo ciclo creciente, con la irrupción de las Tecnologías de la Información (TIC), este no acabó de consolidarse y aparecieron diferentes “burbujas” económicas, generando una inestabilidad total en el sistema hasta su explosión en el año 2008 con la Gran Recesión.
La realidad era que estábamos ante el final de la segunda revolución industrial, y el sistema económico no tenía ninguna respuesta eficaz, seguía poniendo en práctica su ideología con la aplicación, de nuevo, de esas leyes naturales que eran la solución: mercado, globalización, desigualdad, perdidas de derechos laborales y sindicales, y una larga receta de medidas que nos seguían llevando hacia el abismo. Si a esto añadimos la paulatina incorporación de las TIC, que parecían ser la respuesta a todos los problemas, nos encontrábamos con el paradigma al que el sistema capitalista no podía dar respuesta, en una sociedad de la Información, muchos productos/servicios tienen un coste marginal que tiende a cero, y el sistema necesita monetizar todas sus relaciones para subsistir, si no colapsa.
También el Conocimiento, va en contra de otro de los paradigmas del capitalismo, ya que no es un bien escaso, y el mercado con sus leyes de la oferta y la demanda no puede adjudicarle un valor monetario, y por tanto en una situación como la actual, varias propuestas del capitalismo empiezan a desmoronarse como un castillo de naipes a la más mínima perturbación. El siglo XXI va de crisis en crisis: burbuja de las tecnológicas, de las hipoteca basura, financiera de 2008, nueva recaída en 2010, etc., en definitiva es la caída del “otro Muro”, el del neoliberalismo económico.
Vemos con preocupación que las recetas del establishment han sido más de lo mismo, por lo que desafortunadamente los resultados son los que cabía esperar, más de lo mismo: desigualdad, desempleo, precarización, recorte de derechos sociales, degradación medioambiental, …, y mientras tanto una élite egoísta ha acaparado la mayoría de la riqueza, que tras un pequeño bache en 2008, ha seguido creciendo año tras año, eso sí en muchos casos a costa de externalidades negativas en los ámbitos social y medioambiental.
¿Serán los inicios de una tercera revolución industrial?. Tal vez, pero con una connotación nueva a la que nos proporcionó el capitalismo de la primera y segunda revolución industrial, unos nuevos paradigmas serán necesarios para su implementación, y ante esta nueva situación las recetas neoliberales nos llevarán, de nuevo, al abismo. Ya en los años 90 del siglo pasado personalidades dentro del sistema, como Peter Ducker, sugirieron que una nueva época postcapitalista era inminente, y auguraron la llegada de un nuevo sistema focalizado en el Conocimiento como nuevo paradigma, la verdad es que poco caso le hicieron.
Desde que Peter Drucker hizo sus enunciados han sucedido muchas cosas, y ya en el siglo XXI tenemos nuevas proposiciones de ideólogos como Jeremy Rifkin en sus libros: “La tercera revolución industrial” y “La sociedad de coste marginal cero”, sus propuestas van en la línea de un nuevo capitalismo, donde la innovación que dinamiza dicho cambio es el paradigma de la Comunicación y la Energía, que une los sistemas (no centralizados) de Internet con la distribución colaborativa de una energía renovable.
Las propuestas anteriores de Drucker y Rifkin, aunque novedosas de alguna manera, son continuistas, proponiendo soluciones a las que el neoliberalismo no ha sabido dar respuesta, pero dentro de una óptica de un sistema capitalista en el caso de Drucker y algo más disruptiva en el caso de Rifkin. Una solución más ambiciosa es la que propone Paul Mason en “Postcapitalismo, hacia un nuevo futuro”, la reseña que hace de su libro Naomi Klein lo sitúa de forma muy clara: “Paul Mason ilustra sin piedad la muerte de nuestro sistema económico y nos presenta una visión original y bien argumentada de las alternativas reales a nuestro alcance”.Paul Mason intuye que “el capitalismo es un sistema complejo y adaptativo que ha alcanzado los límites de su capacidad para adaptarse y se aventura en la visión de una nueva sociedad postcapitalista”, veamos como (literal de su libro):
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Los bienes informacionales están corroyendo la capacidad del mercado para formar o establecer precios correctamente, porque los mercados se basan en la escasez, pero la información es abundante.
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Existe un conjunto creciente de pruebas que atestiguan que la tecnología de la información (TI), lejos de crear una forma nueva y estable del capitalismo, está disolviendo el sistema capitalista en general, porque corroe los mecanismos de mercado, socava los derechos de propiedad y destruye la tradicional relación entre salarios, trabajo y ganancias.
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Hoy en día, la principal contradicción presente en capitalismo moderno es aquella que se da entre la posibilidad de unos bienes abundantes y gratuitos, producidos socialmente, y un sistema de monopolios, bancos y Gobiernos que se esfuerzan por mantener el control sobre el poder y la información. Es decir, que todo está invadido por una pugna entre la red y la jerarquía.
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Una economía basada en la información, por su tendencia misma a los productos de coste cero y a la debilidad de los derechos de propiedad, no puede ser una economía capitalista.
Y una conclusión demoledora: “… (el 1%) habita en la duda permanente. Su confiada fe en sí mismos y en lo que están haciendo les dice que el capitalismo es bueno porque es dinámico, pero su dinamismo solo se deja sentir realmente cuando hay sobradas existencias de mano de obra barata, cuando reprime la democracia y cuando aumenta la desigualdad”.
Una visión crítica de lo que vemos a nuestro alrededor confirma las contundentes afirmaciones de Paul Mason, y entonces, qué hacer, la inercia de la mayoría social suele ser de impotencia: lo mío no cuenta para nada. Otros, incluso ante propuestas como las anteriores, las tachan de utópicas o contrasistema, y algunos comprometidos con la sostenibilidad dudan que con los actuales dirigentes, y sus condicionantes/peajes, podamos tener esperanza. Fácil no es, por supuesto, pero la actitud y acción individual/colectiva de cada uno es la palanca para el cambio que se necesita.
Aunque ocultas por el “mainstream”, existen innumerables propuestas económicas, sociales y medioambientales que serán la solución que necesitamos, como: la Economía Circular, Economía Verde, Economía Azul, Redes de economía alternativa y solidaria (REAS),…, y por supuesto la Economía del Bien Común (EBC), que de alguna manera aglutina la mayoría de las anteriores. En consecuencia debemos contemplar el nuevo paradigma de “Hay muchas alternativas” y no solamente una, el neoliberalismo, como nos quieren hacer ver. La palabra futuro no significa solamente lo que vendrá después de nosotros, el futuro está por construir, y la sociedad es quien lo levantará.
J.M.Martín
Bibliografía: La sociedad postcapitalista "Peter F. Drucker" La tercera revolución industrial "Jeremy Rifkin" La sociedad de coste marginal cero "Jeremy Rifkin" Postcapitalismo - Hacía un nuevo futuro "Paul Mason"
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