Las grandes empresas de los EEUU se encuentran muy cuestionadas por algunos escándalos empresariales, el aumento de beneficios mientras se deterioran los salarios, su responsabilidad en la crisis climática, la captura por los lobbies de congresistas y reguladores o por el creciente poder de las grandes empresas tecnológicas, lo que está provocando un creciente malestar ciudadano hacia un sistema codicioso que se aleja de su promesa de un futuro mejor para la humanidad.
Este malestar se está expresando en nuevas propuestas políticas, como las de los candidatos presidenciales por el Partido Demócrata Bernie Sander y Elisabeth Warren, que cuestionan algunas de las bases del capitalismo de las últimas décadas y exigen a las grandes empresas nuevos compromisos y contribuciones sociales.
Esto para la Economía del Bien Común, es como si el mismo Cristian Felber lo firmara, es una aceptación de que existe un problema, y que las grandes empresas ya al menos son consciente de que la sociedad pide un cambio. Es un paso importante.
Con este escenario la asociación Business Roundtable, un lobby empresarial que agrupa grandes empresas, como Apple, Amazon, Bank of América, BlackRock , Goldman Sachs, IBM, J P Morgan, Exxon, Ford, KPMG, PFIZER, que en su conjunto emplean a más de quince millones de trabajadores, emitió el 19 de agosto una declaración que supone un cambio radical de las motivaciones empresariales de las últimas décadas, dominadas por el único fin de maximizar los beneficios a corto plazo, para incluir también entre sus objetivos el bienestar de los clientes, trabajadores , proveedores, la protección del medio ambiente , en conclusión el apoyo de la sociedad.
En esta situación la prensa americana El Economist publica el veinte y dos de agosto un artículo en el que, tras reconocer que “el capitalismo” no funciona como debiera, opina que esta forma de capitalismo colectivo terminará haciendo más daño que bien por dos razones. Por una parte, porque los dirigentes empresariales no tienen legitimidad social para interpretar los intereses de la sociedad en su conjunto. Y por otro, porque esta forma de capitalismo colectivo es una amenaza para la prosperidad a largo plazo porque frena el cambio, ya que las empresas se encontrarían con restricciones para abandonar producciones obsoletas y reasignar capital y trabajo a nuevas actividades.
Por ello propugna, para que el capitalismo funcione mejor para todos, no hay que limitar la responsabilidad y el dinamismo de las empresas, sino mejorarlos, lo que requiere que los objetivos de las empresas no lo definan sus ejecutivos, sino sus propietarios, que en su mayoría estarán interesado en maximizar el valor de las empresas a largo plazo.
Continua… para ello es recomendable extender la propiedad de las empresas en la sociedad y favorecer la participación de los pequeños accionistas, participes en fondos de inversión y planes de pensiones en las decisiones empresariales en detrimento de los altos ejecutivos y los gestores de fondos.
Es aquí donde difiero yo , los propietarios y capitalistas inversores se sabe lo que pretenden , pero creen ustedes que el conjunto de inversores medianos y pequeños actores estarían dispuesto a renunciar a parte de la obtención de rentabilidad a sus inversiones a cambio de favorecer a la sociedad, ¿ seguro? , seguro que no.
De todas formas es interesante plantear el debate de necesidad de cambio, aunque parece ser que en España la declaración de Business Roundtable ha pasado casi desapercibida, es relevante para todo el mundo que las grandes empresas estadounidenses se hayan incorporado a un debate público alimentado por valores sociales emergentes, como los relacionados con el papel social y laboral de la mujer, la dignidad, el bienestar animal, los hábitos alimentarios o el cambio climático , valores que están cobrando relevancia por la inmediatez en que la reprobación pública , favorecida por las redes sociales, en la reputación de las empresas. Se hace camino al andar.
José Álvarez Portillo
Campo de energía EBC Cádiz