El apagón del suministro eléctrico del 28 de Abril de 2025 ha sido un acontecimiento inaudito en España, y dada su importancia queremos hacer una aproximación rápida en este artículo, en breve desarrollaremos diferentes puntos, que aquí se muestran ligeramente.
Introducción
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El pasado 28 de abril nos mostró que el sistema económico y social actual, el capitalismo neoliberal, no es capaz de dar respuesta a las necesidades de los seres humanos, al priorizar el beneficio económico rápido sin importar las externalidades negativas que genera: desigualdades, depredación del medio ambiente,…
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Los bienes esenciales, como lo es la energía eléctrica, no pueden gestionarse solo por criterios económicos, como actualmente sucede. Sin saber exactamente como ha ocurrido, esta posibilidad ya la apuntaban científicos como Antonio Turiel en Enero de 2025, que desarrolla excelentemente en este vídeo. El sistema de gestión de la energía, como algo infinito, no es sostenible y esta es una consecuencia clara de ello.
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Movimientos sociales como la Economía del Bien Común, realizan propuestas sostenibles, que ponen en el centro la economía al servicio de la vida y no del lucro.
Consecuencias de la caída del sistema eléctrico
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El apagón se centró principalmente en España y Portugal, como isla energética del sistema europeo de energía, y con una alta probabilidad ocasionado por un desacoplo entre la oferta y la demanda, esto en el análisis del vídeo de Antonio Turiel se explica perfectamente en detalle, por experiencias ocurridas en el año 2024.
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Sus consecuencias afectaron, como mínimo, a la paralización de servicios básicos, incertidumbre y ansiedad social.
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Independientemente de cuál fue el fallo técnico que provocó el colapso del sistema eléctrico, la realidad es que fue consecuencia de la fragilidad de un sistema centralizado y orientado a conseguir el máximo lucro económico a costa de reducir inversiones no solo de mantenimiento, también de protección del medio ambiente.
La electricidad como bien esencial
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En las sociedades que vivimos en el siglo XXI (sobre todo en las llamadas occidentales) la electricidad es una necesidad básica como eje transversal de la vida moderna: salud, comunicación, educación, alimentación.
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Es un sector esencial y estratégico que por tanto debería contar con un entamado público que velase por la eficiencia, pero también por el desarrollo sostenible.
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Su gestión debería guiarse por principios éticos y democráticos, no solo por eficiencia económica como sucede actualmente.
Contradicciones del modelo actual
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El sistema neoliberal predominante realiza una gestión privatizada o fuertemente concentrada de bienes esenciales, y estos bienes vitales para la vida humana deberían tener una gestión mayoritariamente pública y/o comunal.
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Hay una exclusividad en los incentivos económicos por encima del bienestar común. ¡Los Bienes Esenciales no pueden dejarse en manos del mercado!, este es incapaz de dar respuesta, y a los hechos nos remitimos.
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Otros problemas añadidos, como una falta de transparencia en las empresas privadas del sector que controlan el mercado, son inadmisibles. Y si a ello añadimos la vulnerabilidad y dependencia externa, el conflicto está servido.
Economía del Bien Común: otro modelo de gestión
Valores fundamentales propuestos por la EBC:
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Dignidad humana: Cada persona tiene derecho a acceder a servicios básicos sin depender de su capacidad de pago.
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Solidaridad y justicia social: La provisión energética debería priorizar la equidad territorial y social, no la rentabilidad.
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Sostenibilidad ecológica: Promover un modelo descentralizado, basado en energías renovables y de cercanía.
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Transparencia y participación democrática: Impulsar formas de control ciudadano sobre la gestión de los bienes esenciales.
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Cooperación en lugar de competencia: Fomentar redes cooperativas de producción y distribución energética.
Ejemplos y propuestas desde el Bien Común
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Cooperativas energéticas locales (Som Energia, Ecooo) como alternativas alineadas con la EBC. Lo local al servicio de las personas.
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Modelos de transición energética liderados por municipios o redes comunitarias. Ver el caso de Miranda de Azán.
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Inclusión de indicadores de bien común en la evaluación de empresas proveedoras de energía. También en los Balances del Bien Común de las empresas se evalúa este comportamiento.
Conclusión
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El apagón como síntoma, no como excepción: urge revisar los fundamentos del sistema y dar respuesta a las necesidades de las personas sin destruir el medio ambiente.
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La necesidad de reorientar la gestión de la energía (y otros bienes esenciales) hacia valores del Bien Común. El mercado no es capaz de dar respuesta a los bienes esenciales.
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Llamado a una ciudadanía activa que reclame una economía al servicio de la vida. El dinero como una herramienta en la gestión económica, personal y empresarial, no como un fin en si mismo.
Autor:
Juan Manuel Martín EBC-Valladolid
Apoyos:
Fernando Moreno Bernal EBC-Cádiz
José Luis Meri EBC-Valencia
Tomás García Álvarez EBC-Asturias
José Luis Sánchez alcalde de Miranda de Azán
Adela Suñer EBC-Catalunya
Video de interés: “Los responsables del gran apagón”