“Es en los momentos más difíciles y complejos cuando se pone a prueba la ética.”
Raúl Zibechii
Las sociedades no dan saltos en el vacío. Los procesos en marcha sobre intereses contrapuestos van acumulando sus contradicciones a lo largo de décadas. Estas contradicciones estallan en un momento determinado, y la historia se acelera en unos pocos años en los que todo cambia. Son los hitos de los cambios de época. Vivimos uno de esos periodos. Tal vez el más trascendental de esos periodos, porque la humanidad está abocada irremediablemente a unirse en Una o a desaparecer como civilización ante los retos globales a los que se enfrenta. Es un momento difícil y complejo en el que debemos comprender el sentido de los cambios y los riesgos existenciales de no avanzar por el camino correcto, para que cada persona, esté donde esté, pueda actuar con libertad y eficacia, alineándolos todos en la acción trasformadora que alumbre una Humanidad en paz, con justicia social e igualdad, en equilibrio y armonía con nuestra gran madre Gaia, con una economía regenerativa por y para la Vida, con libertad y democracia participativa, y donde se fragüe la fraternidad sobre una ciudadanía universal intercultural. El Poder soberano reside en el pueblo, en la ciudadanía universal. El Poder es nuestro. Esta verdad tiene que reafirmarse y demostrarse en este tiempo de contaminación, desigualdad, guerras, mentiras y manipulaciones.
Lo que se dirime en la guerra de Ucrania
En 2022 se conmemora el 50 aniversario de la visita de Richard Nixon a Chinaii, realizada entre el 21 y 28 de febrero de 1972. En plena guerra fría; con la resaca de las movilizaciones generalizadas de 1968 en Europa y EE UU, dónde se criticaba a la sociedad de consumo, el colonialismo (la ONU pasa de 51 estados miembros en 1945 a 132 en 1971) y la guerra de Vietnam; recién roto el sistema monetario de Bretton Woods; e iniciándose el periodo neoliberal. El motivo oficial de esta visita era solo aislar a Rusia. En realidad, exacerbar la diferencia entre China y Rusia creaba un escenario de debilidad al principal contrincante del sistema capitalista, el comunismo de la URSS, y abría la posibilidad de recuperar a la tercera parte de la humanidad en 1972 para el consumo y la producción capitalista alejada de las demandas de paz, ecológicas, igualdad y democracia.
Entre las décadas de 1970 y 1980 se reestructura la hegemonía norteamericana y sus grandes corporaciones sobre los pilares del control del suministro de energía y materias primas esenciales para la producción mediante el intercambio desigual; control de las finanzas internacionales a través del petrodólar; hegemonía militar mundial financiada a través del déficit presupuestarios estadounidense; hegemonía ideológica sobre el modelo de democracia liberal y libre mercado; y la institucionalización del G-7 al margen de la ONU.
Tras la caída del muro de Berlín y la implosión de la URSS, en la década de 1990 se desarrolla la globalización neoliberal, que llega a su plenitud en 1997 con la generalización del uso de Internet, que permite la organización de las redes logísticas de producción mundial Just-in Time. Paralelamente en esta década surgen los movimientos críticos con la globalización y sus instituciones (FMI, BM y OCM) que culminan en la movilización de Seattle de 1998, el congreso de la CIOLS en Durban en 2000 y la Declaración del Milenio por la ONU el 13 de septiembre de 2000.
El empobrecimiento generalizado en EE UU y Europa por la bajada de la tasa de ganancia, agudizada por la deslocalización y externalización en los sistemas productivos desarrollados en las décadas anteriores, alimenta el malestar ante la globalizacióniii. La desigualdad social des cohesiona a las sociedades occidentales. En 2001, tras el atentado a las Torres gemelas de New York, se despliega la guerra contra el terrorismo que busca, por un lado, la extensión del miedo en el seno de las sociedades occidentales que paralice las acciones de protesta y, por otra, la justificación para acciones militares de control territorial sobre productores de petróleo y gas cuando se vislumbra en el horizonte el inicio de su agotamiento.
El traslado de la producción a países con bajos salarios, sin regulación medioambiental y sin poder sindical alimenta la capacidad económica de estos países, sobre todo China e India. En China se esperaba el desmoronamiento del sistema comunista a través de la implantación masiva de empresas privadas. La realidad ha sido otra. Empoderamiento y fortaleza del Partido Comunista Chino que alimenta y desarrolla la tecnología propia y una política internacional autónoma de EE UU, Sus corporaciones tecnológicas han superado a las occidentales. La estrategia de comercio sur-sur (BRIC-2007) y la interconexión del supercontinente euroasiático (Una ruta y un cinturón, las nuevas rutas de la seda-2013) ponen en peligro los suministros de energía y materiales básicos de la producción para las grandes corporaciones occidentales con las que compiten. La ruptura del petrodólar deja sin financiación a la carísima estructura militar de EE UU y la OTAN. Tras la crisis financiera de 2007-8 la ideología neoliberal se cuestiona y rompe, aunque aún no ha sido sustituida por otra. La ciudadanía reclama la utilización de las posibilidades que ofrecen las tecnologías de información y comunicación para la participación directa y más democracia real.
La hegemonía mundial norteamericana y de las corporaciones occidentales está perdiendo los pilares sobre los que se edificó en las décadas de los 70 y 80. Y el tiempo juega en su contra. La economía china se estima superará ampliamente a la de EE UU en 2030 a los ritmos de los años que anteceden. Y el Poder militar se mantendrá mientras pueda financiarlo. Es EE UU y la OTAN quién necesita desatar la guerra contra China y Rusia mientras tenga alguna posibilidad de ganarla. He aquí el gran error estratégico de Putin al ordenar la invasión de Ucrania.
Este enfrentamiento entre oligarquías occidentales frente a chinas y rusas, se manifiesta como unilateralismo estadounidense frente a multilateralismo. Nos movemos aún dentro del paradigma de objetivos, motivaciones y valores actuales, donde el crecimiento del PIB sigue siendo el baremo comparativo y deseado por ambos bandos, aunque compitan entre ellos buscando la aniquilación del contrario. Por eso, si no logramos dar el necesario salto cualitativo en valores éticos cambiando de paradigma y alumbrando los necesarios y nuevos, triunfe quién triunfe, nos abocamos hacia el suicidio de la humanidad como civilización. Este necesario e imprescindible cambio de paradigma es una cuestión de Poder.
El Poder de la ciudadanía universal
El Poder es nuestro. Decimos que en democracia el Poder soberano reside en el pueblo. Y es cierto. Frente a un futuro de muerte el Poder de la Vida de la que somos fruto y formamos parte.
Las sociedades no dan saltos en el vacío. A lo largo de las últimas décadas se han ido alumbrando las sendas por las que caminar para superar esta crisis sistémica y civilizatoria.
En la década de los 60 surgen los primeros movimientos por la paz, ecologistas (Greenpeace se funda en Canadá en 1971) por los derechos humanos, y los movimientos feministas enraízan su visión por la igualdad real y derechos humanos, sujetándose a los límites de cada país. Es en la década de los 90 con las reacciones de resistencia social a la globalización neoliberal cuando surgen los primeros movimientos sociales que sobrepasan las fronteras de los Estados-naciones: movimiento zapatista (1994) campaña por el 0,7% (1995) ATTAC (1998) Foro Mundial de Alternativas (2000) … Estos movimientos internacionales culminan coordinándose con el nacimiento del Foro Social Mundial (2001) que insufla una visión más cosmopolita y universal a los movimientos previamente existentes. En estas asociaciones con delegaciones nacionales en numerosos países de diferentes continentes, razas, lenguas y culturas las personas asociadas tienen iguales derechos y obligaciones estableciéndose unas interrelaciones mutuas que desarrollan en su seno el germen de una ciudadanía universal. Estos movimientos tienen su reflejo político en el triunfo electoral de Hugo Chávez en Venezuela (1998) Lula Da Silva en Brasil (2002) Evo Morales en Bolivia (2006) y de Rafael Correa en Ecuador (2007) con las primeras Constituciones del Buen Vivir y Bien Vivir, donde por primera vez se recogen los derechos jurídicos de la Madre Tierra y se habla de ciudadanía universal. En 2008 surge el BRICS, cinco países (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que se coordinan para el comercio sur-sur representando más del 43% de la población mundial, de cuatro continentes, razas, lenguas y culturas diferentes. En 2003 las movilizaciones por la Paz, contra la guerra y la invasión de Irak marcan un hito del poder de la movilización mundial coordinada, surgiendo como respuesta de las élites guerreristas el nuevo frente de la lucha cognitiva (ocultamiento, manipulación informativa y eliminación de fuentes de información alternativa) para intentar neutralizar su Poder real.
A partir de la crisis financiera de 2008 surgen propuestas para la elaboración de formas alternativas de producción, consumo y distribución que avance hacia un mundo más sostenible, igualitario y digno del ser humano: economía circular (ecologismo) de los cuidados (feminista) economía del bien común (holística) azul, rosquilla, de la felicidad, … que se apoyan en los grandes avances científicos y tecnológicos de las dos últimas décadas, e implican un rechazo a la ideología neoliberal dominante hasta entonces. En 2015 la ONU aprueba los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS) como actualización de los Objetivos del Milenio y horizonte al que aspirar como humanidad. Y en 2016 en la Conferencia sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible Hábitat III de la ONU se promueve la Red mundial de ciudades contra el cambio climático, saltándose los límites estrechos de los Estados-naciones. China en 2013 lanza la iniciativa “Una ruta un cinturón” sobre la visión de “Comunidad de Destino compartido para la Humanidad” (2017) incorporado a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, y que ilumina un futuro de paz y acercamiento intercultural en una única humanidad.
La semilla de la ciudadanía universal ha germinado y, con ella, el nuevo Poder soberano del mundo que se vislumbra de paz, libertad, igualdad y fraternidad.
Momento de la gran transformación
Es en este contexto, tras las distintas ampliaciones al este de la OTAN incumpliendo la promesa hecha a Rusia en 1991, cuando se produce el cambio de Gobierno en Ucrania en 2014, con la adhesión de Crimea a Rusia tras referéndum, la separación del Donbass y la solicitud de Ucrania de integrarse en la OTAN. Tras la firma en septiembre de 2021 del convenio militar entre EE UU y Ucrania, Rusia siente amenazada su seguridad y exige negociarla; ante la falta de respuesta da un ultimátum en diciembre al que EE UU y la OTAN tardan en responder tres meses sin otorgar ninguna concepción. Es una clara provocación. No pueden negociar ni hablar Ucrania ni la UE, a pesar de intentar mantener la vía diplomática abierta. Y Putin ordena la invasión de Ucrania.
Este error estratégico de Putin ha revitalizado a la OTAN, que vivía tras los cuatro años de Trump una crisis de legitimidad tanto en EE UU como en los países integrantes de la UE; ha unido y revitalizado a la UE; ha impedido la conexión gasista directa con Alemania a través del mar Báltico truncando momentáneamente la vertebración del continente euroasiático; ha creado el pretexto que justifique una economía de guerra en los países occidentales para enfrentar la gran crisis económica y financiera por la deuda acumulada y la ruptura de la globalización neoliberal que ya estaba en marcha; ha facilitado a EE UU y la OTAN la justificación para la guerra; una crisis alimentaria mundial que ya podemos vislumbrar en un futuro inmediato, y de la que ya están beneficiándose los especuladores financieros internacionales; además de provocar dolor, miseria, desolación y muerte entre la población ucraniana y rusa.
En el proceso de transformación hacia la unificación de la humanidad se tienen que producir cambios y transformaciones profundas en todas las naciones. También en Rusia y China. Los nuevos valores éticos tienen que ser compartidos en todo el mundo para que pueda aflorar el Poder soberano de la ciudadanía mundial. El error de Putin podría ser uno de los factores para facilitar estos cambios.
Un planeta, una Humanidad y un Gobierno mundial democrático, legítimo y transparente. Para hacer nacer el Estado del Bienestar del Buen Vivir a nivel mundial tenemos que alimentar el nuevo Poder soberano de la ciudadanía universal y los derechos jurídicos de la naturaleza, nuestra gran Madre Tierra. La globalización neoliberal mundializaba la economía comprimiendo lo social y político en los Estados-nación impidiendo el equilibrio entre las tres facetas de una única realidad. Tan sólo recuperando el equilibrio entre lo económico, social y político (libertad, igualdad y fraternidad) la humanidad tendrá una mínima opción de enfrentar los retos globales. Esta visión es la única que posibilita la cohesión de la inmensa mayoría de la humanidad avanzando en la superación y transformación sistémica y civilizatoria.
Vivimos el tiempo del capitalismo agonizante y del nacimiento de una nueva época de la humanidad edificada sobre nuevos valores, motivaciones y objetivos. Esta transformación surge de la necesidad y del ejercicio de nuestra libertad de ser conscientes de los retos que enfrentamos y actuar en consecuencia. Este tiempo se manifiesta de distintas formas en los Estados-nación capitalistas desarrollados cuyo sistema agoniza; en los países del Sur colonial y periféricos que avanzan hacia su inclusión en una nueva realidad internacional en igualdad de derechos y deberes; y en los países comunistas y excomunistas que han de superar su realidad surgida como antítesis del sistema vigente hacía una síntesis superadora en un mundo y futuro compartido. Así mismo, es diferente en las iniciativas alternativas que surgen y se multiplican desde la sociedad en todo el mundo; en contraposición al tiempo que se manifiesta en las relaciones institucionales intergubernamentales, encorsetadas y encauzadas dentro de una defensiva institucionalidad.
La respuesta necesaria al cambio climático y a la desigualdad e injusticia social tan sólo puede ser dada a nivel mundial. La humanidad avanza, no retrocede, sobre la realidad de partida creada con anterioridad. Es una mundialización nueva que supera y trasciende a la anterior, paridora del nuevo paradigma de valores, motivaciones y objetivos. Y este espacio mundial nos requiere anteponer, a cualquier otro derecho, la defensa de la biosfera, la dadora de Vida, como Bien Común de la Humanidad, haciendo surgir la ciudadanía universal como nuevo Poder Soberano.
Esta es la tarea que nos toca realizar a la humanidad que somos, especialmente a la generación que tiene hoy entre 15 y 45 años. Las generaciones venideras se lo agradecerán.
Fernando Moreno Bernal
Cádiz, a 4 de abril de 2022