Este es el título de un libro escrito por Yanis Varoufakis hace unos años, donde muestra su visión sobre la construcción de la Unión Europea, que concluyó con la implantación de la moneda única, el Euro. Hace un recorrido histórico por todos los acontecimientos relevantes, mostrándonos que en su principio fue una pugna entre las dos grandes potencias de Europa, Francia y Alemania. Desafortunadamente para la “grandeur” francesa, rápidamente tuvo que ceder a la pujanza de su rival, quedando finalmente como un proyecto supeditado a los intereses del poderoso Bundesbank. Esa es la realidad.

Europa, sonaba bien, en un país que salía de 40 años de dictadura, la mayoría de la población la veía como un seguro de que todo evolucionara de forma positiva, sin marcha atrás, aunque su incorporación no estaba limitada a diversos peajes, en: la industria, agricultura-ganadería, etc. Los fondos europeos empezaron a llegar, y el país aparentemente tenía un desarrollo desconocido, tanto económico como social. Para cuando llego, pasados unos años, la incorporación a la moneda única (€), se nos pinto como todo ventajas, por lo que la mayoría acepto de buen grado dicha incorporación.

El Euro permitió a los países con superávit poderlo colocar en los que tenía déficit (dentro de la UE), sin grandes riesgos y una alta rentabilidad, ya que no había el inconveniente de la devaluación de las monedas locales. Todo parecía que iba bien, los países con superávit colocaban este con seguridad y alta rentabilidad, y los deficitarios eran inundados por abundantes recursos que generaban la ilusión de nuevos ricos, como sus vecinos del norte, pero eso generó una gran burbuja financiera, que como un castillo de naipes, llega un momento en que se desmorona.

No está de más recordar que en una economía como la de la UE, la mayoría de las transacciones se realizan entre países miembros, los superávit de unos tienen que ser los déficit de otros, y si un país se empeña en tener superávits, como Alemania, eso implica que otros tendrán que tener déficit, como ocurrió con los del sur de Europa, por lo que el equilibro debe de ser una responsabilidad compartida, y no solamente de una parte, si hay voluntad política ello es posible. Pero, ¿qué ha hecho la UE?, básicamente cargar toda la responsabilidad sobre los países deficitarios, con una política económica por todos conocida, la austeridad, y esto nos lleva a realizar una nueva pregunta: ¿y los países deficitarios sufren lo que se merecen?.

Sobre los hechos ocurridos, observamos, que la moral calvinista de los países de centro-norte Europa parece no tener límite, y ello sin asumir su propia responsabilidad, que alguna tendrán. El caso de Grecia es paradigmático, un país que generó una gran deuda con ese dinero fácil que salía de los países con superávit, y que fue usada a modo de escarmiento para el resto de las “cigarras” europeas. Se le facilitaron dos rescates, a cambio de recortar derechos de los más débiles, pero paradójicamente fueron usados para rescatar a sus bancos acreedores, no para aliviar el dolor de su población. Aquí se vio que el sufrimiento no tenía límite para unos (la población griega), y era nulo para otros (los bancos alemanes y franceses).

La situación que provocará el Covid-19 nos llevará ineludiblemente a una nueva recesión económica, y ahora no es un problema de cigarras y hormigas, es una emergencia de salud pública, pero es triste observar que tras la reunión del pasado 24 de Marzo del Ecofin (ministros de finanzas de la UE), sus propuestas son tan insolidarias que rayan el insulto, no hay ninguna propuesta de cooperación entre países (que cada uno se salve como pueda), ni fondos comunes (corona-bonos), la única propuesta acordada es un pseudo-rescate financiero del país que los solicite (impulsada por Holanda y Alemania), aplicando las políticas de equilibrio presupuestario de sobra conocidas, que afectarán en un futuro de forma directa a nuevos recortes en: sanidad, educación, dependencia, pensiones, etc., justo lo contrario de lo que se necesita para evitar una próxima pandemia. Parece que el sufrimiento de los pobres no tiene límite. Aunque de forma general, queremos más Europa, pero no está que sigue imponiéndonos el stablishment europeo, queremos una donde todos tengamos nuestro sitio y donde las personas sean lo primero.

La UE requiere grandes cambios: El sistema actual no es viable a largo plazo sin imponer un coste desmesurado a sus ciudadanos, “Joseph E. Stiglitz”. Entre otros, replantearse el funcionamiento del BCE y la implantación de un sistema fiscal común que impida el dumping fiscal entre países, como sucede actualmente. Cuando en 1998 se instauró el BCE, su único mandato claro fue mantener la estabilidad de precios (inflación baja), si queremos más Europa, el BCE debería promover, como mínimo, el crecimiento sostenible y el pleno empleo, como otros grandes bancos centrales realizan. En cualquier economía, peor que la inflación, es la deflación que el BCE genera con sus políticas en los momentos de crisis: la austeridad a ultranza; esperemos que haya aprendido la lección para la próxima que se nos avecina. Por supuesto, es importante tener normas, pero tener normas equivocadas puede ser desastroso.

Para concluir, a continuación mostramos una serie de propuestas que Stiglitz ha realizado para una reforma estructural de la Eurozona:

  • Un sistema financiero común (la unión bancaria)
  • Mutualización de la deuda
  • Un marco común para la estabilidad
  • Una verdadera política de convergencia, o hacía una realineación estructural
  • Una estructura que fomente el pleno empleo y el crecimiento en toda Europa
  • Reformas estructurales de la Eurozona para garantizar el punto anterior
  • Compromiso de prosperidad común

Las propuestas anteriores, comparten los valores que desde siempre hemos realizado en el movimiento de la Economía del Bien Común, que podríamos resumir en la siguiente frase: Un sistema donde la economía no está separada de la ética, la democracia y el respeto al medio ambiente. Esta propuesta, junto a la de otros muchos movimientos sociales, puede y debe de ser la válvula de escape de un sistema que de nuevo se acerca al abismo.

Autor: J.M.Martín

BIBLIOGRAFÍA:

Joseph E. Stiglitz: El EURO, cómo la moneda común amenaza el futuro de Europa

Yanis Varoufakis: ¿Y los pobres sufren lo que deben?